23 ene 2013

LA TEORÍA DE LAS SPICE GIRLS




Respeto profundamente las manías. Las propias y las ajenas. Cuentan más acerca de lo que somos que las pretendidas virtudes. Podemos tener manías y manía, en singular; manía a sacar la basura, a hacer papeleos. Manía a que nos toquen el pelo o los pies, manía a que nos hablen muy cerca, manía a las zapatillas blancas o al olor de la coliflor. Manía a salir de compras, o de manera más localizada, yo; ¡manía a salir a comprar sujes!. Dejaría de usarlos de no ser porque el bamboleo aún me molesta más. Una ciudad pequeña hace el shopping aún más irritante. Las posibilidades se reducen drásticamente y sólo queda la crudité. La realidad en la que vivimos. Es lo que yo llamo la Teoría de las Spice Girls.

¡Entrar en una de las múltiples tiendas mainstream que inundan la ciudad y alucinar es todo uno! Ahí están colgadas las poquitas tipologías entre las que podemos elegir: la niña, la Femme, la deportista, la pija y la hortera. Curiosamente, a todas las tipologías, salvo a la deportista, parecen interesarle los que aumentan o levantan el pecho. Prácticamente el 90% de las opciones cuentan con relleno, varillas o ambas. De hecho, ¡los hay incluso con doble relleno! En 1852 la Reina Isabel II salió ilesa de un atentado gracias a que su corsé hizo de amortiguador. Ya por entonces se llevaba el estilo coraza... Sea como fuere, ¿cómo es posible que sea más fácil encontrarte, por ejemplo, cosas que se pegan, literalmente, al pecho que un suje sin varillas ni relleno? Hay pegatinas para que no se marque el pezón; pseudotetas de silicona muy freaks, que aún lo son más desprovistos de dueña, y que también se adhieren a la piel; y sujes-pegatina... vamos, unas pegatinas que pretenden moldear y levantar el pecho con una tecnología similar al de las pegatinas flúor tan chulas que se usan para las contracturas. Pero ni son flúor, ni son tan chulas...

Hello Kittys y florecillas, encajes malos, colores chillones y fajas que hacen de todo, coexisten con ¡máxima naturalidad! El mundo faja es tan amplio y especializado como el vino o el aceite. Tienes fajas que reducen barriga o culo o ambas. También las hay que te lo levantan. Y el no va más de la tecnología te lo hace todo de golpe. Lo que no sé si uno debe personarse en los estudios de la marca para que te lo coloquen...  

Tengo una muy buena relación con mi autoestima, así que no pretendo victimizarme. No salgo en absoluto acomplejada de estas tiendas. Salgo mosqueada. El diseño y selección de estas prendas tiene como finalidad vender otras prendas que difícilmente se venderían de otro modo: camisetas y vestidos sin espalda con los que no deberíamos usar un sujetador al uso, prendas blancas, prendas ajustadas que marcan, transparencias... Hay tantos tipos distintos de tirantes que te enfrentas a un exhaustivo análisis entre una docena de posibilidades. Eso sí, las varillas y/o el relleno te los comes en casi todas ellas. No están pensando en que "te sientas guapa", como dicen (de hecho, ¡con muchas de estas sugerencias te ves atroz!), están pensando en que compres otras cosas. 

¿Dónde queda la tecnología de la faja y el tirante cuando se trata de hacer prendas cómodas? ¿De verdad me tengo que creer que soy la única rarita que no quiero pasarme el día currando con dos hierros que se me clavan? ¿O pretenden seguir educándonos para ser súper chicas? Cada una a su estilo (tienes 5 para elegir), pero chicas al fin y al cabo. Da igual lo grandes que las tengas o lo grandes que las quieras tener, por defecto, te las corrigen. Te las aumentan y te las levantan. Nos adaptan a la forma que debemos tener. Una vez más, sólo podemos hacer uso de la tecnología si se trata de ser más chicas. Así, casi todas nos hemos acostumbrado a tolerarlos, hasta que nos vamos aproximando a casa y... ¡el deseo de arrancárnoslo de un tirón se vuelve ineludible! 

Hubo un momento en la historia en el que se restringió el uso de este tipo de semitorturas: la Segunda Guerra Mundial. Pero por una cuestión de racionamiento. El nylon y el uso del metal estaban racionados y las marcas tuvieron que cambiar la ropa interior por los paracaídas.

En fin... una amiga, debe ser la otra rarita que no soporta ni rellenos ni varillas, me contaba hace poco que cuando se encuentra con uno de ellos, compra varios compulsivamente. Voy a tener que empezar a hacer lo mismo. O eso o hacerme un bandeau con una media.

20 ene 2013

Hey, it's a maze!






























... or the beginning?






















10 ene 2013

boys! boys! boys!






La primera es María Patiño. Sí, hubo otra antes de la que tenéis en mente, la que fuera la mejor vallista española y, desde luego, la más polémica, allá por los 80´. Aún así, es la unica foto de la atleta que he podido encontrar en la red junto al escáner cutre de un artículo de la época. Borrada del mapa. La segunda, Michelle Jenneke, vallista australiana en la actualidad. Ella... ¡inunda la red! Ambas, fantásticas atletas. Sin embargo, la memoria colectiva prefiere recordarlas por otros motivos... A Patiño le quitaron su licencia federativa para competir cuando el centro de control de feminidad informó que María no era mujer (léase Pimp "Gallardon y el control del sexo"). Michelle, por contra, lo es demasiado. Con 17 años ganó una medalla de plata en los 100 metros vallas en los Juegos Olímpicos de las Juventudes 2010. A sus 19 años presume de palmarés. Pero el you tube tenía otros planes para ella... convertirla en una de las atletas más sexys del momento.

Si miras las fotos realmente no parecen tan diferentes. De hecho, ambas podrían parecernos más bien similares: cuerpos de mujer entrenados que las hacen parecer masculinas. ¿Cómo es posible, entonces, que una se hunda en la ignominia por parecer una mujer masculina y no serlo, y la otra sea lanzada al estrellato por ser una mujer masculina extrafemenina? ¿en qué quedamos? 

Voy más allá: ¿qué diferencia hay entre Jenneke y Jenneke? ¿Nos sugiere lo mismo en una foto y en la otra?





Su cuerpo es el mismo, el short es igual de pequeño, cero makeup en ambas, misma despreocupada coleta para la carrera... pero, ¿por qué resulta tan distinta en una imagen y en otra? ¿Por qué de repente parecemos olvidar que parecía musculada como un hombre?... Dentro vídeo.  





¿De verdad tenemos tan claras las fronteras? Insistimos tozudos en que existe una división absoluta y bipartidista entre sexos. Salvo cuatro intersexuales raras que no han podido ser "corregidas" a golpe de bisturí, el mundo se divide en hombres y mujeres. Y, por supuesto, estas diferencias tienen un fundamento físico incontestable. ¡Nos aferramos a la existencia de dos sexos y sus correspondientes géneros como mi abuela se aferra a Dios! ¡Como si la peor de las profecías se cerniera sobre nosotros ante la posibilidad de imaginar un mundo sin chicos y chicas! Todos parecemos estar dispuestos a mantener esta flácida y abyecta división aún cuando este supuesto nos aniquila. Para ello, las mujeres feministas inventamos la diferencia entre sexo y género y los gays, la homosexualidad. Nos sentimos terriblemente modernos por todo ello, cuando en realidad,seguimos construyendo sobre una normalización artificial sin la que parecemos no saber vivir. ¿Tan temible y terrible es la idea de imaginar un mundo sin esas dos tristes categorías? ¿Tan terrible es mundo lleno de, simplemente, gente?

¡Menos mal que siempre podemos contar con las atletas que llegan para pulverizar marcas y prejuicios!